Escándalo en Inglaterra
The Times provoca un terremoto publicando hoy filtraciones de tres informes confidenciales recopilados por la RPA (Rugby Player Association) para investigar el fracaso en la cita mundialista. Las opiniones de los jugadores dibujan un desastre a todos los niveles.
El día de hoy marcará un antes y un después en el Rugby Inglés. Lo que hoy ha pasado era quizás, necesario, para que no se siguiera barriendo debajo de la alfombra. Hoy saltan a la luz, de la mano del Times, las opiniones e impresiones de los jugadores sobre lo que ocurrió en Nueva Zelanda, y el alcance de estas filtraciones aún está por determinar. Lo que sí es seguro es que muchos no van a sobrevivir a este tsunami. La noticia ha salpicado todos los medios, que se hacen eco de las impresiones relatadas en esos informes publicados por The Times. Ahí van las más importantes:
Si en el artículo anterior les comentábamos como Martin Johnson había sido traicionado por mucha gente, estas filtraciones confirman las sospechas. Johno sale bastante bien parado, y es que los informes determinan que el principal pecado de MJ fue el de “ser demasiado leal”. Un jugador dice: “Supongo que queríamos que Johno tuviera las narices de hacer algo, sobre todo después de la noche de fiesta de Tindall. Fue demasiado leal y eso ha sido su perdición” Otro jugador apunta cómo se aprovecharon de la situación “Los entrenadores no son tontos. Se aseguraron de llevarse bien con él, de hacerle la pelota”. El problema parece claro: “No fue Johno. Fue que Johno estaba rodeado de la gente equivocada”.
Los entrenadores
Y es que los entrenadores, a excepción de Graham Rowntree, son los que peor salen parados en las filtraciones. Es más, Graham Rowntree puede ser el único en el que existe unanimidad sobre su actuación: “Es fantástico. Todos le aprecian y le respetan tiene la confianza de los jugadores” “Era el mejor de todos los entrenadores. Es un adelantado a su tiempo”. Del resto se dicen muchas cosas, entre otras que “los entrenadores parecían tener el mismo planteamiento para todos los partidos. No sabían adaptar la estrategia en función del oponente. Muchos de ellos no entienden el juego”. Un jugador señala la falta de autocrítica: “En mi club hay una política de honestidad. Si fallas, eres responsable de ello y te hacen entender que has dejado mal al resto del equipo. Aquí no había ningún tipo de autocrítica y simplemente se escondía todo debajo de la alfombra”. Las críticas continúan: “Todo llego al punto de que cuando ganábamos un partido bromeábamos diciendo que le habíamos salvado el culo a los entrenadores una vez más” “El nivel de ataque y de defensa era pobre. Mucho peor que en mi club” “Había dos libros enormes de jugadas que nadie miraba porque eran simplemente demasiado complicados para poner en práctica”.
Las críticas también vienen con nombre y apellido. Del entrenador de ataque Brian Smith se dice en el informe que “Simplemente no entiende el juego”. Otro jugador confiesa “Estaría encantado de que se fuera. Nuestro ataque era predecible, aburrido, sin imaginación. En ocasiones era de patio de colegio”. No se quedan ahí las críticas: “No ofrecía nada. Los jugadores tenían todas las ideas para la estrategia y lo único que hacía era escribir esas ideas en una pizarra.”
Del entrenador defensivo Mike Ford se dice que “Su análisis era un popurrí de jerga enrevesada. La mayor parte del tiempo no teníamos ni idea de lo que estaba hablando” “Era como pegarse de cabezazos contra la pared. No paraba de dar estadísticas inútiles”.
Dave Alred, entrenador de patadas, también se lleva unas críticas feroces “Tuvimos problemas con el pateo y aún así, ¿a quién veías todas las mañanas vestido con su polo y preparado para ir a jugar otros hoyos de golf? A Aldred. La imagen que debes dar no es que estás de vacaciones”
Y es que el informe pinta una situación que llego a tal punto que los jugadores tuvieron que entrenarse a sí mismos. “Todo llegó a un punto en que Ben Youngs era el entrenador. Ben diseñaba las estrategias de salida del 9, y de salida del balón” “A los entrenadores les llevó más de 13 semanas para poner en forma a los tres cuartos, y eso fue sólo porque Toby Flood y Ben Youngs perdieron la paciencia y comenzaron a entrenarlos ellos mismos”. La conclusión de este apartado es la pone otra reflexión “El que fuéramos a una Copa del Mundo sin ningún plan, ninguna estrategia o ninguna idea clara de lo que había que hacer es asombroso” “No me creo que duráramos tanto en el campeonato. Jugamos de mierda” sentencia contundentemente otro jugador.
La elección de jugadores
La equivocada elección de jugadores parece ser otra causa importante que desvelan los informes. En ellos se apunta que “En un período de 10 meses [desde el verano de 2010 hasta el final del Seis Naciones de 2011] tuvimos la mejor Inglaterra desde 2003 porque hubo continuidad”. Una continuidad que desapareció en los momentos previos al Mundial. “En los tres partidos previos al mundial, jugamos con tres equipos diferentes. Perdimos toda la continuidad” “Ganamos el Seis Naciones y vencimos dos veces a Australia, entonces, ¿Por qué hubo tantos cambios?”. Muchas críticas apuntan a que los jugadores más en forma no fueron seleccionados a favor de otros con más nombre: “Chris Robshaw y Tom Wood demostraron ser los más en forma y los más fuertes en todos los entrenamientos, dejándose la piel. Pero les dejaron fuera a favor de otros jugadores más veteranos y con más nombre”. De este último se dice que “Escogieron a Moody delante de Wood, a pesar de que Lewis estaba medio lesionado y Woody estaba jugando de una manera increíble en los entrenamientos”
Ni el propio Wilkinson se libra: “Jonny Wilkinson ya no es una amenaza para nadie. Lo que realmente necesitábamos era a Toby Flood, porque él era el que mandaba de verdad al equipo. Floody fue parte fundamental de nuestra victoria y nuestro buen juego en el Seis Naciones”. El informe también cuenta cómo se forzó a jugadores lesionados a jugar: “A Ben Youngs se le aceleró la recuperación de su operación de rodilla y jugó sin estar recuperado” o cómo algunos jugadores lesionados parecían no estarlo “Era increíble comprobar cómo algunos jugadores que no podían jugar debido a una lesión estaban haciendo saltos mortales en una piscina o jugando al golf”. Y la organización de la pretemporada tampoco parece la adecuada: “La pretemporada no fue dura, fue excesivamente larga. Llegamos a Nueva Zelanda completamente agotados”.
Disciplina y problemas con la bebida
Este apartado es uno de los que más salieron a la luz durante el Torneo, y el informe confirma las peores sospechas, e incluso va más allá. Los veteranos lideraron este apartado: “Fueron los jugadores más veteranos los que sobrepasaron los límites, actuando como si se tratara de un viaje de estudios” “Si los veteranos beben hasta caerse redondos, ¿Qué ejemplo se les da a los recién llegados al equipo?” “La bebida es completamente inaceptable en un Mundial. Aunque nos invitaran a copas era nuestro deber haberlas rechazado”
La disciplina es otra causa que se añade al resto, y en la que los veteranos vuelven a salir mal parados: “Acordamos unas reglas de puntualidad para el grupo pero parecía que solo se aplicaban a los jugadores más jóvenes. A una reunión X no sólo no llegó tarde, sino que directamente no fue y nadie dijo una palabra”. Todo contribuyó a que el ambiente fuera de desconfianza y envenenara lo deportivo, según cuenta otra fuente: “El oír a un jugador en el vestuario, tras perder contra Francia, que 35.000 libras se iban por el retrete me dio ganas de vomitar. El dinero no debería ser en lo que está pensando un jugador en un momento como ese” “El ambiente era de cachondeo y falta de respeto. Era una plantilla inmadura donde se criticaba a los que trabajaban duro, a los que hablaban con los entrenadores o a los que tenían intereses e inquietudes más allá del rugby”.
Conclusiones
Los informes concluyen con unas recomendaciones, entre las que se establece un mayor régimen disciplinario basado en cinco puntos: “Los jugadores deben ser responsables de sus actos, sin excepción” “Se necesita un régimen más estricto. Los jugadores veteranos deben ser tratados de la misma manera que los más jóvenes. Sin excepción” “Se debe mandar un mensaje claro y contundente: Si cruzas la línea serás castigado” “Una política con respecto al alcohol clara” “Toque de queda si es necesario”. Pero aún así, estas conclusiones parecen demasiado básicas y evidentes. Lo aquí narrado es mucho más grave, y revela un nivel de desorganización, incompetencia, corrupción y falta de profesionalidad que debe traer consigo muchos cambios. En cierta medida, como apuntaba en el inicio de este extenso artículo, que se hayan filtrado estos informes puede ser beneficioso a largo plazo, pues seguro que la opinión pública, conociendo lo que ha pasado, pedirá responsabilidades, y a la RFU no le quedará más remedio que llevar a cabo una investigación exhaustiva y depurar esas responsabilidades. Esto traerá mucha cola. Y el Seis Naciones no está lejos.
Fuente:Bruno López
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