La libertad es uno de los dones más preciados para el que la desea de verdad, es poder elegir un objetivo de acuerdo a sus creencias de vida y jugarse en el intento de logro, porque así lo piensa, porque así lo cree, porque así lo quiere.
La libertad está unida a la responsabilidad. Respons- habilidad. Habilidad para elegir tu respuesta. ¿Cómo respondemos luego de una mala situación? ¿Cómo nos valoramos? ¿Podemos seguir enfocados hacia adelante, o nos quedamos en la duda y en el estancamiento del problema? Desde nuestra profesión, al evaluar un partido, una de las primeras cosas que observamos es la respuesta de un jugador luego de una buena o mala jugada. Esto nos da una idea de cómo está el deportista imaginando e intuyendo, cuál fue su último pensamiento, cómo se centra en el siguiente, cómo es su capacidad de recuperación ante un error o refocalización después de una muy buena.
El deportista tiene conocimiento de lo que debe hacer. Se pasa horas en la cancha de práctica, en los entrenamientos y en el gimnasio, o como en el caso del golf, tomando clases, tirando pelotas, leyendo libros y revistas de deporte. A veces parece fuera de contexto ver a ejecutivos con sus mejores trajes practicando en los drivings donde el trabajo se entremezcla con el juego de una manera mística que no tiene fin.
La habilidad para lograr el objetivo es el cómo ponemos en práctica ese conocimiento junto con la actitud, disposición o motivación. Ese “es el porqué”, o como solemos escuchar el “know how”, término que no se basa solamente en conocimientos técnicos, sino en métodos prácticos por los que se consigue un proceso tendiente a lograr un objetivo. Hablamos de la influencia de la experiencia, de la creatividad, de la fuerte motivación ante un desafío donde no nos cuestionamos solamente el "saber qué" hacer, sino que lo que predomina es el "saber cómo" hacerlo.
Yo puedo saber “como” jugar, puedo saber que “tengo” que hacer, pero a veces no “puedo” porque mi confianza me boicotea. No me animo a jugarme por lo que deseo, me da miedo a que salga mal. La habilidad es el grado de competencia de un sujeto concreto frente a un objetivo determinado puesto en evidencia.
Por ejemplo en el golf: la semana que viene tienen un torneo y ya han imaginado cómo se realizará el evento. Pero resulta que ese día llueve, hace frió, hay mucho viento, y además hay cambio de salida y salís con jugadores que no son de tu agrado. ¿Qué pensás? “No me gusta jugar con lluvia, no me gusta jugar con fulanito etc.”. Luego de todas tus preparaciones para ese torneo te enojas porque las condiciones no son como las esperadas. ¡Qué mala suerte tengo!
En el rugby te sentís muy bien con tu persona, con tu juego, pero entran los jugadores a la cancha y ves que son enormes, ¡me van a matar!, y todo lo que una vez era imposible ahora surgen dudas en tu eficacia, te achicás. ¿Porqué aparece el miedo ante la primera percepción no esperada y te olvidas de lo principal?
Tenés dos respuestas: o sos proactivo a la situación y actuás con pensamientos positivos y decididos ante las adversidades, jugando tu propósito y sacando el mejor provecho de la situación, o, sos reactivo a lo que ves y actuás de acuerdo a lo percibido. El primero encuentra la motivación interna para la acción y la realiza, el segundo lo condiciona el otro o las circunstancias de acuerdo a sus miedos internos.
Cuando sos proactivo no le echas la culpa a la gente, al tiempo o los sucesos; es tu responsabilidad y elección de juego. La gente proactiva ejecuta su libertad, su voluntad aplicada a sus valores, controla las circunstancias en lugar de estar controladas por ellas y se hace responsable de la acción, dando lugar al aprendizaje.
¿Cuál era mi propósito? Jugar, divertirme, ganar, poner en juego todo mi potencial. Yo soy responsable. Yo elegí esto. Yo lo voy a hacer. Si tengo el poder de cambio, debo elegir para no estar combatiendo y midiéndome con otros, ni con mi peor enemigo interior.
Cambiemos nuestro paradigma. Cambiemos nuestro pensamiento. Siempre estamos motivados por saber cuál es el significado en nuestras vidas, y el juego a veces forma una parte muy importante de ella. Si tenemos un porque, podemos tener un cómo. Si hay un propósito haremos todos los días lo mismo, tirando en la misma dirección. Según donde focalicemos la energía y nuestro crecimiento allí estaremos.
Ustedes son responsables de su efectividad y su potencial. Sean ustedes mismos. Confíen en sus habilidades. Sean líderes en tener una dirección. Decidan con tus valores, escriban su propia filosofía, su credo, no se cansen siempre con la misma historia, cansense con su potencial.
Lic. Julia Alvarez Iguña
Psicología aplicada al Alto Rendimiento
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