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martes, 20 de diciembre de 2011

Las habilidades mentales - Primera parte

El punto de partida para el desarrollo mental del jugador es tener conocimiento de que las habilidades mentales (al igual que las distintas técnicas o tácticas) se aprenden e incorporan mas allá de la natural tendencia del jugador a llevarlas consigo.

El desarrollo de las habilidades mentales será la que permita al jugador incorporar fortaleza mental y en consecuencia que progrese en el campo mental a fin de llegar a su máximo potencial deportivo.
El mayor éxito del entrenamiento de las habilidades psicológicas es la de ayudar a que los jugadores logren sus mejores rendimientos en sus destrezas físicas, técnicas o tácticas, y por sobre todo disfruten plenamente del juego.

Como punto de partida es necesario aclarar que las habilidades psicológicas no son un dispositivo rápido y fácil de aprender, por lo que su incorporación no es sencilla.

Las habilidades psicológicas pueden ayudar a los jugadores a lograr mejores rendimientos, pero solo luego de haberlas practicado intensamente. En términos de aprendizaje, son similares a las habilidades físicas.

Se requiere:

- Mucha practica

- Entrenamiento sin errores y de manera correcta

A continuación, las habilidades mentales más importantes:
Autoconfianza

La autoconfianza es la seguridad y convicción que tiene el jugador de ser capaz de resolver problemas que presenta el juego.

Cuando un jugador tiene confianza no lo afecta la presión y disfruta de los desafíos.

Un jugador confiado es más positivo, más agresivo y atrevido. En definitiva un jugador con confianza es un competidor distinto.

Un jugador que se siente considerado y valorado es sin lugar a dudas un mejor jugador de rugby, con el aditamento de que su entusiasmo y predisposición al juego creará un círculo virtuoso donde su confianza y motivación redundará en beneficio de sus compañeros y en definitiva el principal beneficiario será el equipo.

Ahora bien, un jugador que se siente desplazado, poco considerado y olvidado baja notablemente su confianza y consecuentemente su rendimiento deportivo decae. Por ello, es importante la tarea de los entrenadores en ese sentido.

Un jugador que no tiene confianza cualquier desafío, por pequeño que sea, le resultará lejos de su alcance.

La perdida de confianza puede ocasionarse por múltiples motivos pero por lo general los problemas físicos o el escaso apoyo o consideración de sus entrenadores son muchas veces determinantes.

Un jugador puede presentar confianza baja o exceso de confianza.

Cualquiera de los dos extremos son perjudiciales o contraproducentes.

Aquel jugador que tiene falta de confianza centrará más su atención en sus puntos débiles que en sus habilidades.

Asimismo, el exceso de confianza de un jugador provoca una falsa seguridad de sí mismo. Como consecuencia, el rendimiento disminuye, porque cree que no debe esforzarse para mejorar.

Esto lleva a sobrestimarnos y no prepararnos bien de cara a una competición.
Por otra parte, son grandes enemigos de la confianza, la duda y el temor al fracaso.

El entrenador, debe trabajar en hechos que le den confianza al jugador como por ejemplo:

- Hacer buenos entrenamientos.

- Tener una buena preparación física.

- Practicar la visualización mental del éxito.
- Tener pensamientos positivos.

- Lograr metas u objetivos.

- Recibir elogios de personas influyentes (entrenadores, compañeros)



Tics y rituales o “cabalas”

Los tics y cábalas constituyen mecanismos de defensa que los jugadores utilizan con frecuencia frente a situaciones de presión.

Para vencer el estrés, los deportistas han desarrollado instintivamente una serie de tics o de rituales.

Estas pequeñas manías permiten tranquilizar al jugador y darle confianza.

Por ello, las cábalas son siempre bienvenidas, porque permiten al jugador ganar en confianza y despojarse de sensaciones de inseguridad.

Así, cambiarse en el mismo lugar del vestuario o jugar con la misma camiseta son rituales muy usuales que contribuyen a creer en sí mismos.

Pierre Berbizier por ejemplo, siempre se ponía su ropa en el mismo orden, de abajo hacia arriba antes de cada encuentro.

A veces, los rituales son colectivos: una mascota, ir a comer a un determinado lugar, etcétera.

En el tenis por ejemplo, hacer picar la pelota varias veces o arreglar el encordado son tics que sirven para no exteriorizar lo que sienten y permanecer concentrados.

Para llegar al más alto nivel, el deportista tiene que tener confianza en sí mismo e intentar abstraerse de las presiones externas o internas que pueden llevarle a dudar de sí mismo. De lo contrario, se arriesga a sentirse estresado o angustiado.

Fuente:Rugby Didáctico

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