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jueves, 9 de febrero de 2012

Táctica y Estrategia parte 2

El aprendizaje técnico nos enseña cómo pasar la pelota; el aprendizaje táctico nos enseña si hay que pasar la pelota o no en determinado momento, qué pase elegir para cada ocasión y cuándo hacer el pase.
Queda claro: el primer paso es táctico y está “en la cabeza”, el segundo paso es técnico, complementa el anterior y lo ejecutan las partes del cuerpo involucradas.
Queda entonces expuesto que las destrezas técnicas bien aprendidas y ejecutadas no están necesaria o directamente relacionadas con una buena o acabada comprensión del juego.
El aprendizaje de las destrezas técnicas no requiere más que una ejercitación, repetición, mecanización de movimientos, hasta llegar a un nivel de ejecución seguro, espontáneo y confiable para cada una (como andar en bicicleta, como manejar, como las tablas de multiplicar). Esto no exige un razonamiento, salvo pequeños aspectos puntuales como, por ejemplo, por qué poner la cabeza de un lado y no del otro al tacklear, o por qué llevar la pelota en la mano alejada del defensor y no en la otra, etc. Pero en el aprendizaje técnico esos detalles (importantes, es cierto) vienen dentro del “paquete” de maniobras y movimientos a aprender hasta ser efectuados “de memoria”.
En cambio, “lo táctico” sí exige a los jugadores razonar para decidir qué hacer, evaluando rápidamente los beneficios y los riesgos de cada maniobra o gesto técnico en cada momento. Eso sí nos ayuda a entender el juego. Sólo pensando tácticamente en forma habitual llegarán los jugadores a comprender el juego.
Jugadores técnicamente capaces pero que fallan en la elección de juego o toman decisiones incorrectas se verán frustrados ya que no podrán culminar exitosamente sus jugadas a pesar de haber ejecutado todos los gestos técnicos como corresponde.
A la inversa, quien toma decisiones habitualmente correctas pero falla en lo técnico, tiene más de lo que cree; el gesto técnico siempre es mejorable con práctica y esfuerzo.
“Lo táctico” es el cerebro que decide, “lo técnico” es el cuerpo que ejecuta la orden del cerebro.
Y, finalmente, comprenderemos integralmente el complejo juego del rugby cuando, además de saber decidir correctamente qué hacer en cada circunstancia de un partido, podamos tener claro por qué conviene hacer esto y no aquello, por qué elegimos tal cosa y no tal otra en cada situación. Y al mencionar el por qué, traemos el concepto que faltaba: la estrategia.
La estrategia es la justificación de la táctica. Para ser más claro: es la estrategia lo que le sugiere a un jugador qué táctica emplear en cada ocasión, qué decisión táctica tomar en cada ocasión. Es la razón por la cual uno decide hacer tal o cual cosa. La estrategia es lo que hace que un equipo juegue de determinada manera. La estrategia evalúa las fortalezas y las debilidades nuestras y de nuestros rivales, y plantea por lo tanto el juego más conveniente de acuerdo a esa evaluación.
Si la técnica es el “cómo”, y la táctica es el “qué” y el “cuándo”, la estrategia es el “por qué”.
Quizá este ejemplo básico ayude a entender lo que quiero decir: el equipo Equis decide jugar corto por el eje profundo desde las formaciones estáticas, utilizando el maul y los movimientos agrupados de sus forwards, que son desequilibrantes. Prefiere no hacer juego desplegado abriendo a sus backs ni en primera ni en segunda fase. Esto es un planteo táctico. La razón de este planteo (es decir, la estrategia que lo origina) es que el rival, el equipo Zeta, tiene forwards de inferior calidad, destreza y peso; pero tiene backs muy potentes y veloces, que superan a los del equipo Equis. De manera que la estrategia para el partido es aprovechar la superioridad “a priori” de los forwards de Equis, y es por eso que se hace el planteo táctico mencionado. Esto es “ir de los jugadores al juego”, como debe ser, y no al revés. Elegir y decidir cómo jugar siempre de acuerdo a las características de los jugadores que se tiene. Una estrategia basada en el juego que a uno le gustaría hacer, pero que no puede ser desarrollada eficientemente dadas las características físicas, técnicas y tácticas de los jugadores que debieran llevarla a cabo, es una estrategia equivocada.

La estrategia, invariablemente, se sitúa temporalmente antes que la táctica, ya que la táctica es la consecuencia de ella.
La estrategia puede plantearse en dos momentos:
· Antes del partido: todo equipo entra (o debería entrar) a la cancha con un planteo táctico previo, basado en una estrategia que contempla sus propias fortalezas y las supuestas o comprobadas debilidades del rival ocasional.
· Durante el partido: pueden surgir cambios en el planteo propio o en el del rival que hagan modificar la estrategia a cumplir; pueden percibirse huecos en la defensa rival en lugares no esperados y por lo tanto ser conveniente atacar de manera diferente a la prevista, etc.

Si se cambia la estrategia, eso traerá aparejado por supuesto, cambios en la táctica a emplear. Pero, en cambio, se pueden modificar una o varias decisiones tácticas sin que ello implique renunciar a la estrategia elegida. Es frecuente ver muchas decisiones tácticas que se toman en un partido sin una estrategia que las planee o las sugiera, ya que el pensamiento táctico se desarrolla permanentemente durante el partido, con o sin respaldo estratégico.
Es decir que la relación entre estrategia y táctica no es perfectamente “reversible”.

Fuente:San Isidro Club
Autor: Miguel A Hernandez

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