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martes, 13 de marzo de 2012

El mecanismo de la trampa y el engaño en el deporte

Competir es exigir lo mejor de nosotros mismos, implica realizar el mejor esfuerzo sin correr el riesgo de sentirnos fracasados en el intento. Es lograr un aprendizaje de aquello que se perdió, corregir lo que no funcionó y continuar adelante en lugar de medirse por los resultados. De esta manera, una situación de “no logro” se convierte en una situación de aprendizaje.

Exito no es igual a triunfo y muchos jugadores interpretan mal la conocida cita de Vince Lombardi, ex-entrenador de football americano, donde ganar no es todo sino lo único. Competir no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar un fin. No implica que para ganar todo se permite; la trompada, el pisotón, el doping, la mentira, la trampa. El engaño, la simulación, jugadas encubiertas, o situaciones contrarias al “fair play”, son usados como picardías para engañar al árbitro y sacar beneficio de la jugada en una manera tramposa sin honor.

¿Qué significa hacer trampa?

Para evitar un error, o luego de cometerlo, se niega lo sucedido. Es el conocido “Yo no fui”. Este mecanismo actúa a manera de defensa para disfrazar un doloroso sentimiento de derrota, de desvalorización creando en su lugar una imagen inventada de triunfo. No es la acción lo que se quiere ocultar, sino mas bien, evitar el surgimiento de un contenido de afecto doloroso, revelando aquello que no queremos demostrar, de aquello que no queremos ser.

El deseo de aprobación, de éxito, de no querer pasar vergüenza, de ver que por un mínimo detalle se nos puede escapar el resultado, son todos elementos que influyen en la autoestima. Miento, hago trampa, muchas veces es un sutil auto-engaño el que me puede proveer de situaciones de euforia, de logro, de una ilusoria satisfacción.
Estos mecanismos se introducen en una lucha de poder cuando queremos alcanzar objetivos para demostrar a los demás lo que valemos, que somos mejores, por medio de un falso narcisismo que me sostiene frágilmente. Y, si da resultado, así seguimos en la vida. Mientras que el jugador auténtico acepta su error, el que necesita engañar para obtener lo deseado, debe inventar de antemano que versión anticipada y creíble le dará a su jugada. Es cuando hablamos de una motivación vacía que difícilmente se sostiene a menos que se consigan los resultados deseados.

A todos nos gusta competir, forma parte de la vida. Exito no es quien hace menos, sino quien se esfuerza más, quien cumple sus objetivos más allá del resultado. No es necesario mentir o engañar al rival o al compañero de juego. Todo pasa por una ética y conducta de juego. Exito es también poder superar una situación de pérdida dando lugar a otra de esperanza. Es bancarse el error sin necesidad de mentir, y ese es su mejor partido logrado.

Conócete a ti mismo y no hagas trampa.

Fuente:Rugby Time
Autor:Lic. Julia Alvarez Iguña(Psicología aplicada al Alto Rendimiento)

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