RUGBY ARGENTINO: EL MOMENTO DE ACTUAR PERO TAMBIÉN DE PENSAR

Ante un escenario inédito para el rugby argentino llegó la hora de adoptar posturas que apunten a cimentar el crecimiento de este deporte y lo hagan progresar

El ritmo vertiginoso con el que se desenvuelven los acontecimientos obliga a realizar reflexiones periódicas para no perder el foco de la cuestión. Nada peor que quedar atrapado en la vorágine y abandonar el tamiz mental para sopesar los hechos, evaluarlos y darles el adecuado tratamiento y valoración.

Este 2012, para todo el rugby argentino, es tan importante como ninguno de los años precedentes. Si bien todos tuvieron que ver, escalonadamente, para forjar el presente que lo abriga esta temporada tendrá (de hecho, ya lo tiene) carácter de inédita por cuestiones de dominio público.

La cantidad de tests matches que jugarán Los Pumas (12), el debut en el Rugby Championship, la profundización del Plar (Plan de Alto Rendimiento), la nueva participación de Pampas XV en la Vodacom Cup y –aún sin confirmación oficial- la llegada del Circuito Mundial de Seven a la Argentina (se jugaría en octubre, con sede en Buenos Aires), entre otras cuestiones, son elementos que se agolpan en las manos de los dirigentes y jugadores de nuestro país y que los pone de frente a un enorme desafío.

Por eso mismo, la necesidad de darle un tratamiento adecuado a cada tema y abarcar, en su totalidad, el amplio espectro al que se apunta son tareas que requerirán de una comunidad (en este caso, la del rugby) dispuesta a crecer pero, al mismo tiempo, respetar su idiosincracia. Es decir, no construir nuevos horizontes a cualquier precio.

Dos datos hablan a favor de esta situación: la renovación del entrenador Santiago Phelan al frente de Los Pumas y la contratación de los primeros jugadores profesionales de la UAR. Por un lado, se le dará continuidad a un proceso que demostró cintura y solidez para construir en medio de un recambio general. Además, de haber tenido capacidad de adaptación a las circunstancias.

Por el otro, se deja de lado el gris en el que se movía la UAR desde hace varios años. Con el paso del tiempo, desde 1998 a la fecha, la Unión –empujada por los jugadores- fue aportando distintos beneficios (dinero, becas, gimnasio, etc) para facilitar el desempeño de sus representantes en el terreno de juego.

Las falsas posturas en pos de un amateurismo mal entendido –en algunos casos- se impusieron por un largo tiempo dentro de un círculo que atacó las formas y no el fondo de la cuestión. Un claro ejemplo de esta defensa de estas aparentes verdades se da a menudo en las canchas de Buenos Aires: se acepta publicidad en la camiseta, en la cartelería, se firman contratos millonarios con la TV y las entradas a las finales cuestan una fortuna pero ni se puede hablar de gestionar beneficios para los reales protagonistas del deporte.

Lo cierto es que el debate se está librando desde hace años. Sin embargo, lo positivo es que ahora surgió a la superficie y está sobre la mesa. Sólo con la claridad del día y la lucidez de todos se podrá seguir el camino correcto para que el rugby argentino logre aprovechar el escenario que se abre por delante. Queda para todos los involucrados seguir aportando su visión y cotejarla para sacar conclusiones.

Es el momento de actuar pero también de pensar. Y hay sobrados ejemplos a lo largo de la historia de que, ambas acciones, son complementarias.

Fuente: Pre match
Por Román Iglesias Brickles