Por que El rugby élite

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miércoles, 21 de marzo de 2012

Psicología: Las propiedades del equilibrio competitivo

Reconozcámoslo. Lo más difícil de conseguir en el deporte es el mantenimiento de una imagen positiva del jugador, de su auto-eficacia. Es decir, la convicción de que es posible alcanzar los resultados que se esperan ante una opinión positiva de uno mismo.

El deporte posee espacios seguros y otros más vulnerables. En el juego las cosas no siempre salen bien, ya que la improvisación predomina sobre la racionalización. A esa perfecta pelota jugada puede sucederle una terrible pelota perdida. Hay muchas situaciones, donde por diversos factores, son más los errores que los aciertos. Asi es el juego, así es la vida. Es una lucha continua donde la oportunidad va alternando de lugar. Las situaciones cambian. El poder lo tengo, me lo quitan, lo vuelvo a tener, lo vuelvo a perder. El deporte es una sucesión de batallas.

Recuerdo un tenista famoso que ante repetidas malas jugadas se decía “que estoy haciendo acá” y le gritaba a su entrenador “me quiero ir”. La opinión negativa de sí mismo generaba un aumento en los errores, golpeando la raquetas con ira y frustración. “Cualquiera puede ponerse furioso...eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma correcta...eso no es fácil”. Palabras de Aristóteles en su libro “Etica a Nicómaco”.

Una seguidilla de malas actuaciones lleva mucho tiempo volver a recobrar la confianza produciendo la repetición de la misma secuencia: en lugar de recordar los buenos tiros, se trata de evitar el error. Hay momentos de calma y momentos agitados, donde no basta una buena motivación o una buena intención. Jugar es estar preparado para los más diversos problemas, pero la forma como los enfrentamos es lo que hace la diferencia. Un buen jugador no se forma de la noche a la mañana. Implica tropiezos, caídas, molestias, ruido, problemas. No siempre podemos hacer lo que nos gusta; pero aquel a quien le gusta lo que hace siente orgullo en hacerlo cada vez mejor. Es ante las situaciones adversas donde descubrimos la fuerza que mejor tenemos y que nos hacen seguir adelante.

Carter, sinónimo de equilibrio Foto: AFP

Cuando uno decide un deporte, lo acepta con todo lo que implica, con todas sus presiones, y si no se está preparado para las competencias, mejor dedicarse a otra cosa, porque de eso se trata el deporte. Si se busca el fácil camino y situaciones agradables, no es en esta actividad. La felicidad llega luego del esfuerzo, de la superación de esos momentos. No es pensar: “Esto es imposible”, sino cuestionarse “¿Qué debo hacer para que esto sea posible?”
Todo progreso es el resultado de fuertes deseos y convicciones. Demostrar negativos estados de ánimo, es jugar en contra. El contrarío también sufre situaciones similares. La presión hay que transformarla en rendimiento. Hay que saberla usar. Uno siempre debe demostrar que se siente perfecto, en pleno control y percibir el estado emocional del adversario, sin demostrar el propio. Cuanta más presión se ejerce sobre sus puntos débiles, menos ocasiones tendrá para realizar un juego equilibrado. Por ahí se debe atacar.

Si amas tu deporte, las presiones es lo que te hace mejorar, lo que te lleva a superarte. Un mismo movimiento siempre va acompañado por distintas emociones. El gran filósofo Heráclito decía. “Nunca nos bañamos en el mismo rio”. El rio es siempre el mismo, pero nosotros no somos iguales en este momento, que lo que fuimos la semana pasada, o lo que seremos la que viene ya que todo cambia y todo fluye. Heráclito también señaló que el mundo está formado por contradicciones. Si no supiéramos lo que es perder, no sabríamos lo que es ganar. Si no supiéramos manejar las presiones no sabríamos lo que es avanzar.

Si bien ganar es importante, lo primordial está en la capacidad de enfrentar y vencer a nuestros propios temores porque el rugby se juega con el corazón.



Fuente:Rugby Time
Por:Licenciada Julia Alvarez Iguña

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